F.J. PORQUET

Escritor de «El muñeco que hace reír«, ilustrado por  Anabel Juste
Francisco José Porquet fue director del periódico local “Ecos del Cinca” de Monzón entre los años 1991 y 2006, y ejerce como periodista en su calidad de corresponsal de Diario del Altoaragón en Monzón y la comarca del Cinca Medio. En el Ayuntamiento se encarga de actualizar los contenidos de la web www.monzon.es. Aficionado a escribir relatos sin mayor pretensión que “disfrutar del placer del escribir”, colabora con distintas publicaciones, pero no ha dado el paso de entrar en imprenta. Considera “El muñeco que hace reír” como una aventura literaria más (“di respuesta con agrado y esmero al encargo de una amiga inquieta y emprendedora”, explica) a la que ha dado cuerpo de álbum ilustrado la Editorial Cosquillas.
El muñeco de largos y torpes dedos quería encontrar un lugar propio en la vida -como nos ocurre a todos-, pero las manos grandes le restaban habilidad. Su creador, el señor Pocoloco, ni siquiera lo metía en el maletín que utilizaba en los viajes para repartir juguetes por el mundo. El muñeco deseaba jugar con los niños más que otra cosa. Sus mejores amigos, los duendes Luna Llena y Miércoles, le animaban, pero él no entendía por qué no podía desempeñar su trabajo y ser feliz como los demás. Hasta que un día, el hada del Arroyo Cantarín le explicó que cada cual debe buscar su camino. Y no dejar de soñar nunca.

 

Una extraña y maravillosa familia

Cosquillas es un muñeco feliz. Vive con su nueva amiga y por las noches le visitan los duendecillos del País de la Plastilina. Y a todos hace reír.
Quería un lugar en el mundo y lo encontró.
Quería jugar y no para de hacerlo.
Quería dar un gran salto sin olvidar su cuna y lo logró.
En la mente del escritor, Cosquillas nació como imagen de ese niño que sale a pasear por la vida y, en los primeros pasos, anda perdido y asustado. Los juegos y los amigos le dan seguridad y fuerza, y el ánimo por abrir horizontes le empuja a la aventura.
Asun se enamoró de Cosquillas en cuanto lo vio, y Anabel ha andado de cabeza para darle forma y color ensamblando su arte y las “órdenes” de aquélla. El trabajo de coordinación y empuje de Asun para que este cuento viera la luz lleva nota de sobresaliente, y el de ilustración de Anabel me parece extraordinario.
Cosquillas se desperezó en la mente del escritor igual que lo hace un bebé (un poco llorón, un poco torpe), y fueron Asun y Anabel quienes lo alimentaron, le cambiaron los pañales y le enseñaron a caminar por el País de la Plastilina. Para mí, es un orgullo pertenecer a esta “extraña” y maravillosa familia.
F.J. Porquet